13 de JUNIO de 2025

La soledad de las personas mayores: un desafío silencioso al que dar respuesta

En España, más de 5 millones de personas viven solas, y entre ellas, una proporción creciente corresponde a personas mayores de 65 años. En la Comunidad de Madrid, esta realidad es especialmente significativa: más de 268.000 mayores viven solos y, en la ciudad de Madrid, la cifra asciende a más de 276.000. Muchos de ellos sufren lo que se denomina “soledad no deseada”, una sensación profunda de aislamiento que puede prolongarse durante años y afectar gravemente a su bienestar físico y emocional.

Más allá de las estadísticas, la soledad se manifiesta en gestos cotidianos: en la falta de una conversación al comenzar el día, en las comidas sin compañía, en la espera silenciosa de una visita que no llega. La pandemia no hizo sino intensificar esta realidad, y aunque han surgido iniciativas públicas para afrontarla —como redes de detección, programas intergeneracionales o servicios de acompañamiento— muchas personas mayores siguen sin acceder a estos recursos por falta de información, dificultades tecnológicas o miedo a pedir ayuda.

Teresa, de 81 años, nos cuenta: “Llevaba años sin salir del barrio. Mis hijos viven lejos y mis amigas fueron desapareciendo. Un día, mi médico me habló del programa de acompañamiento. Desde entonces, me visita una persona cada semana, charlamos, salimos a pasear… Vuelvo a sentirme parte del mundo”.

En este contexto, los servicios de veracontigo.es se convierten en una herramienta fundamental para tender puentes donde antes había muros. A través de un modelo centrado en la persona, Vera Contigo ofrece acompañamiento afectivo, formación en habilidades digitales, acceso a actividades dirigidas y un seguimiento constante que garantiza no solo la atención a las necesidades físicas, sino también a las emocionales.

Ramón, de 74 años, recuerda cómo cambió su vida: “Estaba hundido, me pasaba los días viendo la televisión, sin hablar con nadie. Me apuntaron a unos talleres con Vera Contigo y empecé a hacer gimnasia, aprendí a usar el móvil y hasta he hecho videollamadas con mi nieta que vive en Londres”.

Además, Vera Contigo colabora con entidades sociales, centros de salud y redes vecinales, formando una comunidad de apoyo donde cada persona cuenta. A través de pequeñas acciones —una llamada regular, una visita, una conversación— se genera un gran impacto. Porque combatir la soledad no siempre requiere grandes gestos, sino una presencia constante y humana.

Julia, de 77 años, resume su experiencia con sencillez: “Pensaba que la vejez era quedarse sola. Ahora tengo una rutina, alguien que se preocupa por mí. No me siento invisible. Y eso lo cambia todo”.

La soledad de las personas mayores no es inevitable. Con voluntad, cercanía y compromiso, es posible construir una vejez digna, activa y acompañada. En Vera Contigo lo sabemos y trabajamos cada día para hacerlo realidad.